Aunque en el último siglo cambió el papel social de la mujer, el perfil profesional está asociado tradicionalmente a los cuidados. Existe una concepción dualista que opone el trabajo remunerado, el espacio público y la economía a la reproducción, que no se paga, que pertenece al campo privado y que es doméstico e invisible. En esta quiebra del modelo de reproducción social, la mujer se considera sujeto político y cultural solamente en el espacio del empleo remunerado y no en la cadena de cuidados sostenidos sobre la explotación, que cubren desde la transferencia generacional (los cuidados de las abuelas) a mujeres que contratan a otras mujeres en condiciones de precariedad laboral.
El proyecto
Se formulan una serie de 4 talleres intergeneracionales para público familiar para trabajar la perspectiva de género a través de la expresión plástica, donde se coserán emociones por medio de materiales diversos (iconográficos, textuales, ideográficos) en un proyecto creador colaborativo de construcción de un relato sobre el trabajo de la mujer. Se analizarán valores que esconden las obras de arte, invitando a la puesta en común de mayores y pequeños sobre los sentimientos y los principios sociales y humanos que son la base del trabajo de cuidados, formalizándose en una obra plástica hecha en común por parejas.
Este proceso creador busca cambiar la perspectiva que perpetúa las actitudes no igualitarias entre géneros, que constituyen prácticas de presión de baja intensidad, legitimadas por el entorno social. Comprende un campo amplio de maniobras interpersonales y se señala como base de las distintas formas de violencia de género.
